La
lectura.
”Herramienta
eficaz del escritor.”
El habito de la lectura es importante y no nomas para el
escritor de libros, para todos, hay que tener entusiasmo en los libros porque
la palabra impresa es lo que hace que echemos andar nuestra imaginación a
nuestro modo, nadie nos implante como debemos imaginar nada, tenemos que
dominar la técnica narrativa.
Tenemos que leer novelas, cuentos, poesía, obras de
teatro, ensayos, tenemos que aprisionar las palabras y los textos en nuestra
cabeza y nunca dejarlos salir, porque es ahí donde nutrirán nuestros
conocimientos, hay dos escritores muy buenos por mencionar a muchos de los que
hay, una es Gabriel García Márquez, de Colombia y Gabriela Mistral de chile.
Tenemos que tener el efecto de lectores para analizar y comprender la lectura.
Los periodistas quisieran ser siempre testigos de los
acontecimientos que narran, aunque tal vez los libros para nosotros puedan
expresar aburrimiento porque poco a poco se ha ido perdiendo ese habito, debido
al que el cine le ha quitado esa chispa de la imaginación a los libros,
haciendo todos los libros en películas, pero algo que tal no sabemos es que al
momento de hacer la película se pierde mucho imaginación y se pierde texto.
Tal vez si todos leyéramos pequeños fragmentos tan
siquiera una mínimo de 20 minutos el hábito se desarrollaría poco a poco.
Hay que reconocer el encanto de las palabras impresas al
escritor y las palabras de ellos, y analizar que observamos nuestros 5 sentidos
de leer, Se puede definir la lectura como un acto voluntario de comunicación
escrita mediante el cual el lector descodifica signos que componen un texto
redactado por un escritor que habitualmente se halla ausente del acto comunicativo
y que a la vez les atribuye un significado en el que se engarzan las propuestas
significativas del autor con los conocimientos y vivencias del lector.
Nadie lee sin más ni más, por nada, por rutina. Se lee
porque se necesita leer. El fundamento de la lectura es una necesidad de
información. Hay que leer y enseñar a leer en situaciones funcionales, en
situaciones significativas. Ante cualquier texto, siempre hay alguna razón útil
o lúdica que nos induce a leer. Esto supone leer con la mente activada: haciendo
preguntas al texto. En definitiva, todo lector, ante un texto, tiene implícito
o explícito un proyecto lector, un porqué o un para qué lee.
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